06 noviembre 2011

Vampiros y sangre y ella.

A veces quisiera tener más tiempo. Me faltan horas en el día y días en la semana. No llego a hacer la mitad de lo que planeo muchas veces. Notarán mis últimas entradas están todas escritas a las apuradas.

En fin, me había quedado pendiente hablar de lo último que vi en el Buenos Aires Rojo Sangre de esta edición. No mucho más.

Primero, los cortos de vampiros. Todos argentinos, uno muy breve brasilero y uno un poco más extenso canadiense. Había un par españoles que no se proyectaron, creo que no llegaron a enviar las copias o algo así se excusaron.

Ninguno de los argentinos me gustó demasiado, para ser honesta. Algunos rompen bastantes conceptos del vampirismo y está bien, porque es la idea, pero salvo el primero, Víctima en las sombras, el resto en general no me gustó. El canadiense, Main Atracttion, de Mario DeGiglio-Bellemare, fue el que más me impactó, sobretodo desde lo visual. Filmado en blanco y negro (con algunas pocas imágenes en color), con algunas imágenes en Super 8, con un maquillaje y vestuario deslumbrantes. Es bastante surrealista, está llena de citas, nos pregunta 'puede la magia cambiar el mundo?'.


Me gustaría conocer más al realizador. Todavía no encontré ninguno de sus trabajos anteriores pero les dejo, si les interesa, una muy completa entrevista a él, en inglés por supuesto.

Y por último, vi Bathory, de Ernesto Aguilar. Hacía justo unos días había terminado de leer algo más basado en ella, el libro La Condesa, de Rebbeca Johns.

De la película no sabía nada de antemano, sólo la elegí por el título. La primera mitad de la película es bastante interesante. Y sí, hay sangre, erotismo y lo que uno imagina. Y hasta hay una Condesa Bathory wanna-be. Ya cerca del final me pasó que un poco me dejó de interesar. Resumiendo: es una joven enfermera, que se la pasa trabajando y haciendo todas las guardias, es sumisa en todos los aspectos. Aparece alguien del pasado, una mujer, con quien tuvo y va a tener algo. Mientras en su trabajo hay una paciente con actitudes raras, que se roba sangre que iba a ser destinada a otros pacientes, y sí, se llama Elizabeth.



En cuanto al libro, tiene algunas cosas que me gustaron mucho, y tienen que ver con el modo en que retratan a la Condesa. No obstante, deja de lado su obsesión con la eterna juventud y los baños de sangre. Aquí es más una noble que cree tener el derecho para tratar a sus siervas como quiera, y a veces, se le va un poco la mano.

Esta ficción está contada en primera persona por la propia condesa, a través de cartas que escribe, encerrada en la torre, a su hijo menor. Relata su infancia, su matrimonio arreglado, sus jornadas en el castillo, su relación con las sirvientas, con la política. Es interesante pero no es mi imagen preferida de ella.

0 comentarios: