El libro de Gyllian Flynn me había gustado y mantenido lo suficientemente atrapada hasta tener que terminarlo. Y más allá de algunas formas de narrar que no me terminaban de convencer, su pesimista mirada sobre el matrimonio me resultó muy interesante.
Pero lo que me resultó aún más interesante, es que quien decidiera ponerse tras las cámaras de esta adaptación cinematográfica no sea otro que David Fincher. Confío plenamente siempre en él, hasta ahora sólo me defraudó una vez, con The Curious Case of Benjamin Button.
Y esta vez voy a ir más lejos y no sólo decir que creo que es de los pocos que puede hacer actuar a Ben Affleck, sino que confío en que su película va a estar entre los pocos casos en que la adaptación cinematográfica sea superior al libro. Habrá que esperar para ver, pero desde el trailer viene prometiendo mucho. Incluso dicen que el tercer acto lo reescribieron junto a su escritora así que estaríamos frente a un caso en el que no por leer el libro sabemos cómo va a terminar la película.
Y a David Fincher más le vale portarse bien porque todavía me duele que no haya continuado con la saga de Millennium, donde para mí en esa primer entrega hizo un trabajo fascinante.
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