Dos palabras. Fue lo único que le escribió.
Ella sonrió cuando las vio sobre la pantalla de su pc. No sabía qué podría querer él. Nunca le hablaba. Pero la miraba. Y con eso, a ella le alcanzaba. Por supuesto que le gustaría que sucedieran muchas cosas más entre ellos, pero lo veía difícil, por no decir imposible.
Quizás ella misma se había puesto una muralla a su alrededor. De manera inconsciente. Había sido lastimada muchas veces. Y si bien tenía ganas de volver a experimentar una relación, algo se lo impedía.
Necesito verte.
Ella no le contestó. Sabía que no era necesario. Que él sabría que ella estaría allí y a esa hora.
Y así fue. Ella llegó y lo vio a él apoyado sobre la pared de esa esquina que guardaba tantas risas y conversaciones entre gente que ella fingía que conocía. Se acercó lentamente, con timidez, quizás un poco de miedo. No dejaban de mirarse hasta que estuvieron muy cerca. Él no le dijo nada. Y sólo la besó. Y a ella se le aflojaron las rodillas. Y él la sostuvo entre sus brazos sin querer ninguno despegar sus labios de los del otro.
De allí se fueron juntos. Sin decirse una palabra. Se entendían mejor con gestos.
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