19 enero 2011

Natalie Portman se convierte en el cisne negro


Confieso que la última película de Darren Aronosfky que se estrena en nuestro país recién a mediados de febrero, yo ya la vi, hará un par de semanas o quizás un poquito más. Soy impaciente, es así.

Mis expectativas eran altas. Sobretodo moría cada vez que veía un nuevo still. Es que estéticamente hablando, la película es realmente preciosa; tiene una fotografía hermosa y un maquillaje increíble.

Pero en cuanto al film así, me dejó un poco decepcionada. Después de haber hecho "The Wrestler", la película que muchos definieron como 'la resurección de Mickey Rourke', que no coincido en absoluto (en esa época tenía otro blog en el que había hablado del film y de un Mickey Rourke que para mí nunca estuvo muerto), Aronosfky regresa con una película de muchas similitudes. Es cierto que después leí esto era adrede y de hecho él andaría queriendo hacer una trilogía, por lo que no sería extraño que su próximo film también se le parezca demasiado. Hay muchos planos similares, hay un protagonista que entrega hasta su vida por su pasión, y un final (que no quiero adelantar) que es casi el mismo.


Natalie Portman, que ya se hizo acreedora del Globo de Oro y hablan hasta del Oscar, está bien. Ella es una gran actriz y pone todo para cada personaje que le toca interpretar. Pero lejos está de mis actuaciones preferidas de Natalie. La que sí aporta, un poco de frescura además, es Mila Kunis, una actriz que hasta hace poco no todos reconocían más allá de ser la protagonista de That 70s show durante varias temporadas. También la tenemos a la gran Winona Ryder, que la verdad, está un poco desperdiciada, con una sola escena que vale la pena, y a mí personalmente, me quedó esa sensación de '¿eso es todo? ¿no aparece más?'. No, unas poquitas escenas y minutos en pantalla. Y bueno, está también él, Vincent Cassel, a quien veo cada vez más sexy.


La película tiene como pros: que transita muchos estados (momentos de tranquilidad, momentos muy dramáticos, momentos de seducción, momentos casi de película de terror); que hay una división interesante durante toda la película: la primera mitad es el cisne blanco y la segunda, el cisne negro; la ya mencionada fotografía. Como contra, que la película cae en lo fácil, se torna un poco predecible hacia el final y es muy simbólica, pero esos símbolos son demasiados planos, demasiado fácil de leer y por lo tanto deja poco a la interpretación: lo blanco es puro, inocente y lo negro es oscuro, peligroso.


Sobresale la gran escena de la transformación, cuando por fin Nina se convierte literalmente en el cisne negro.

Resumiendo, una película que dejó con sabor a poco, pero de la cual se pueden rescatar algunas cositas.

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