Estoy sentada desde hace más de una hora en un Starbucks. Comí algo y ahora bebo café. Y leo a John Green. A mi lado, la ventana. Hay una chica que reparte volantes. No sé de qué son. Le deben aceptar uno de cada veinte o menos. Y ella sigue con una sonrisa amable siendo rechazada múltiple cantidad de veces. Yo no podría soportar tanto rechazo. Me dan ganas de pasar por enfrente sólo para recibirle alguno. Recuerdo que mi madre una vez me dijo que siempre acepta los folletos o volantes que le den, porque siempre se imagina que podría ser alguna de sus hijas (podríamos haber sido, ya estamos lejos cada una de su primer trabajo y sólo una de ellas, no yo, claramente, pasó por ese). Y desde entonces, yo también.
18 mayo 2015
Entrada de diario #1
Estoy sentada desde hace más de una hora en un Starbucks. Comí algo y ahora bebo café. Y leo a John Green. A mi lado, la ventana. Hay una chica que reparte volantes. No sé de qué son. Le deben aceptar uno de cada veinte o menos. Y ella sigue con una sonrisa amable siendo rechazada múltiple cantidad de veces. Yo no podría soportar tanto rechazo. Me dan ganas de pasar por enfrente sólo para recibirle alguno. Recuerdo que mi madre una vez me dijo que siempre acepta los folletos o volantes que le den, porque siempre se imagina que podría ser alguna de sus hijas (podríamos haber sido, ya estamos lejos cada una de su primer trabajo y sólo una de ellas, no yo, claramente, pasó por ese). Y desde entonces, yo también.
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2 comentarios:
Tenes una forma de escribir muy hermosa. Tu blog me llama mucho la atención porque cuestiones de la vida cotidiana que nos pasa a muchos a menudo lo pones en palabras tan bellas y simples que haces que uno cuando lee se sienta identificado. Ojala sigas asi. Un beso!
Muchas gracias! Qué lindo lo que me escribís! Un beso.
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