02 febrero 2011

Películas que me cambiaron la vida: Big Fish

Con Tim Burton tengo una relación rara. La verdad, en una época me encantaba, estaba entre mis directores preferidos. Pero con el tiempo, me ha ido decepcionado. No obstante no lo odio ni nada por el estilo. ¿Por qué? Porque me regaló dos de las películas más maravillosas que vi en mi vida. Mi preferida es Ed Wood, a la cual ya me dedicaré en su momento. Y la segunda, es Big Fish.


'El gran pez' es una película maravillosa, una adaptación de una novela que no leí. Protagonizada por el siempre genial (hay pocos actores que logren tal versatilidad en cualquier tipo de personaje que le toque interpretar) Ewan McGregor. Junto a él, la gran Jessica lange, el correcto Billy Crudup, una por ese momento desconocida por mí francesita que me enamoró Marion Cotillard, el gran Albert Finney, la infaltable Helena Bonham Carter y varios nombrecitos más por ahí muy interesantes.

Pero lo que rescato de esta película, es no sólo la historia preciosa y la forma en que está contada esta gran aventura, sino el momento en el que llegó a mi vida. Fue después de ver esta película cuando me di cuenta que lo que yo quería hacer estaba en el cine.

Hay una frase de Daney en su texto 'El travelling de Kapo' que se me viene inmediatamente:

Y en el anden del subterráneo me doy cuenta de que esa pregunta odiosa que nunca había sabido contestar ("¿Qué vas a hacer de tu vida?") por fin tiene respuesta. Más tarde, de una forma u otra, será el cine (...).


Y así fue. Así nació mi amor por este séptimo arte. De la mano de Tim Burton. Por eso nunca lo voy a odiar. Simplemente prefiero quedarme con su obra un poco más temprana, aunque la película que menciono está un poco en el medio. De hecho, después de esta película, creo que Burton nunca logró ninguna cosa parecida a obra maestra como con muchas de sus anteriores. De su etapa posterior, sólo rescato Corpse Bride. Algunas no son tan malas pero ya no es lo mismo.

Pero como para no hablar sólo de mí y hablar un poco de la película en sí, me voy a quedar conla idea de que la vida misma puede ser una aventura. Y voy a volver a citar, a Alejandro Dumas esta vez.

La vida es maravillosa. Sólo hay que mirarla con llas gafas correctas.





Un contador de las historias más increíbles que se distancia de su hijo cuando éste cree que no lo conoce, porque todas esas historias son mentira, sólo buscan entretener. Pero cuando él enferma y sabe que puede perderlo, comienza un viaje que lo lleva a descubrir que no todo era mentira, que simplemente había sido dibujado un poco para ser más interesante. A esta historia de padre-hijo se le suma la preciosa historia de amor de sus padres. En fin, un film muy rico por donde se lo mire. En mí provoca muchas cosas y claro, algunas lágrimas también confieso.

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