06 septiembre 2011

La idea de una boda perfecta.

Primero confieso que sí, fui a ver Mi Primera Boda sólo porque Daniel Hendler estaba allí. No conozco a su realizador, sé que hizo Cara de Queso, y no me gusta nada Natalia Oreiro como actriz (aunque su belleza es innegable).


La película (que comienza con una secuencia animada ya muy atractiva), que a muy grandes rasgos trata sobre una boda frustrada, funciona muy bien como comedia de enredos. Sobretodo teniendo en cuenta que durante los primeros quince o veinte minutos sólo me estaba pareciendo ligeramente entretenida y no me sacó mucha risa. A medida que se sucede, hay gags más efectivos.

Sí sentí que durante el primer tercio de la película aproximadamente, ésta hace uso y abuso del protagonista hablándole al espectador. Empieza con Daniel Hendler en el papel de Adrián hablándonos sobre lo mal que parece salió la boda intercalándose con comentarios de Natalia Oreiro en el papel de Leonora en una especie de discusión a distancia.

Una vez que nos metemos sí en la boda (que es lo único que cuenta la película, ya que todo sucede este mismo día) comenzamos a conocer más que nada a estos dos personajes y un poco, no lo suficiente me pareció, a los más secundarios.

Martín Piroyanski, por ejemplo, es un actor que me gusta mucho. Su personaje es uno de los secundarios más ricos pero aún así cae en gags demasiado estúpidos para mí gusto (y que encima se repiten) como que se tropieza fácilmente y cae al piso. Aunque hay otros tantos que sí están muy bien, de hecho, es uno de los mejores para mi gusto.

Sebastián deCaro y Clemente Cancela son de madera actuando y si bien hubiese estado bueno conocer un poco más a estos personajes (porque sólo sabemos que son los 'amigos desastre' del novio) casi que podrían ni estar y ser la misma historia. A Clemente lo banco, aunque ya no tanto como solía. A DeCaro no lo soporto por hacerse el cool y después participar de El Debate de Gran Hermano (y el hecho de que me bloqueó de twitter porque le escribí que no leería su libro ni aunque me lo regalaran, no es más que un detalle).

Después tenemos a esta especie de ex de la novia, cuyo personaje la verdad no recuerdo el nombre, interpretado por Imanol Arias, quien aporta bastante a la historia más allá de no terminar de ser muy claro por qué está ahí (me resultó poco convincente la explicación de Leonora al inicio). También hay alguien invitada con quien él tuvo algo. Y si bien los dos personajes parecen un poco estar ahí porque quizás no olvidaron a aquella persona que ahora se está casando con alguien más, sólo el de él parece por momentos correr con un poco más de suerte. Y ambos terminan teniendo cierta importancia en la línea dramática principal de la película (bueno, ella medio como que nos hacen creer eso).

Muriel Santa Ana como la amiga de Leonora está genial, pero también es un personaje desdibujado. Ok, es lesbiana.

Los padres de los novios, cada uno parece interesante y promete mucho, tienen en general buenos momentos divertidos, pero tampoco se los llega a aprovechar del todo. ¿Puedo comentar lo estirada que está Soledad Silveyra? Bueno, eso. Igual le queda bien al personaje, esta madre que 'compite' con su hija (en realidad eso sólo lo vemos en una parte, porque se quedó 'con su vestido'), piensa sólo en su imagen y ni se da cuenta de lo mal que Leonora la está pasando.

El final es muy típico de comedia romántica, con cosas que sólo pasan en la película. Y tras los créditos hay unos mensajes muy interesantes de los invitados en el video de la boda.

A grandes rasgos, la película cuya verdadera historia comienza cuando el novio pierde un anillo (para luego no tardar en perder el segundo), nos habla del matrimonio (yo no soy tan partidaria del matrimonio, dios sabrá si me casaré algún día, pero creo que en algún momento ya eran demasiados chistes y comentarios cínicos en contra del matrimonio que por supuesto en realidad funcionan para más cerca del final reafirmar lo contrario a esto), de las religiones (la idea es hacer un matrimonio mixto por lo que en el viaje hacia la boda que se desvía y alarga bastante más de lo esperado, el rabino y el padre conversan y discuten un poco sobre los diferentes puntos de vista y logrando varios de los diálogos más interesantes), de la familia, de la idea de felicidad y algunos temas más. El novio que se siente inferior más allá de intentar todo el tiempo estar a la altura de semejante mujer (y el tanto intentarlo hace que salga mal) y la novia que sueña con su boda perfecta y de a poco ve su sueño desvanecerse.

La película entretiene y al final uno logra sentir empatía tanto por el 'nabo' del novio como por la novia hermosa que de repente se encuentra despeinada, con la boca manchada de chocolate y el vestido lleno de tierra.

El final no me terminó de convencer, no por lo que cuenta, sino por el cómo lo hace. Cae en el típico final, como mencioné, más allá de lo 'estrafalario'.

1 comentarios:

Familiarizada dijo...

me encantó Muriel Santana en Ciega a Citas.