Todo lo bueno, auténtico y fuerte que poseo siente el impulso de correr hacia él.
Jane es desdichada. Vive con una familia que no la quiere y que la hace sentir como una carga. La tratan mal, la acusan de ser violenta y la encierran hasta provocarle pesadillas. Luego, se deshacen de ella llevándola a un internado. Pero Jane aguanta, sabe que en algún momento iba a llegar algo más.
Y entonces se transforma en institutriz y va a parar a la casa del Conde Rochester. Y allí empieza la historia verdadera. Una historia de amor, pasión y misterio.
Debo, pues, repetirme hasta la saciedad que nunca estaremos juntos... y reconocer que, mientras sea capaz de pensar y de respirar, no dejaré de amarle.Confieso que sólo he visto la adaptación cinematográfica del 2011, pero la menciono sobre todo porque me parece que está muy bien adaptada y además, muy bien interpretada. Mia Wasikowska es Jane Eyre. El Sr. Rochester es Michael Fassbender. La historia de amor, que parece la de un amor prohibido hasta que por fin todo indica que el sueño de Jane se va a hacer realidad... pero como todo lo bueno dura poco, aquello misterioso y siniestro que rondaba, que no se sabía si era real o producto de la imaginación, aparece, como algo más que un ente, como algo que pone en evidencia una historia pasada y oscura del Sr. Rochester, y también sus mentiras y engaños. Y Jane no puede con eso, y se va corriendo.
Pero él siempre está. No físicamente, pero sí con ella, en pensamiento y sentimiento. Ella nunca puede dejarlo. Nunca va a poder.
Por eso tiene que pasar mucho tiempo y muchas cosas. Pero regresa. Y se encuentra con otro Rochester, uno en ruinas, apagado.
Sí, la novela es una crítica, sobre la sociedad, el dinero, la independencia personal, el feminismo, pero sobre todo es una novela romántica. Porque el amor que sienten Rochester y Jane es puro, honesto, se percibe desde el vamos y provoca más de un suspiro.
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