Ahora sí. Probablemente casi todo el carisma que tiene este Iron Man se lo debamos a Robert Downey Jr., ave fénix, actor que ha sabido resurgir, levantarse de un lugar oscuro que no pudo retenerlo hasta la muerte. Con una sonrisa sexy, Tony Stark se lleva el mundo por delante. Tiene dinero, mujeres, fama... y es un súper héroe. Lo es porque podrá ser ególatra y poco humilde, pero no se miente a sí mismo, y si es un súper héroe, es porque también le importa alguien más (además de que Tony Stark ya no es el alcohólico y mujeriego de la primera entrega, sino que ha evolucionado).
Y quien más le importa ahora es ella, secretaria, acompañante fiel que aquí no va a ser sólo una pobre damicela, sino que demuestra que también puede defenderse, Pepper es parte de lo que mueve a Tony Stark.
Esta ve dirigida por Shane Black, la película no es lo que prometía desde un trailer. Por suerte. Mientras en los avances parecía que íbamos a ver una película al mejor estilo Nolan, mucho más oscura, nos encontramos luego con otra cosa. Así como pasa con el villano, Ben Kingsley, nos pasa con la película: nos tomaron el pelo. Y está perfecto. Así es más divertido e inesperado.
Ben Kingsley es tan grande que puede aterrorizarnos primero y luego hacernos morir de la risa por lo ridículo. Guy Pearce, la cabeza, brilla en su inesperado papel.
La película tiene sus momentos dramáticos, claro, pero Tony Stark, su verborragia, su sarcasmo, la llevan a otro nivel. Y es que Iron Man no sería igual si no estaría allí debajo de esa armadura Robert Downey Jr. Es el alma del súper héroe.
Al final sí se parece un poquito a The Dark Knight Rises, en el sentido de que Iron Man muere, pero queda Tony Stark. ¿Qué pasará ahora que ya no podrá ser Iron Man? Por suerte ya sabemos que el actor firmó para la secuela de "The Avengers" así que tendremos más Tony Stark... ¿pero y el hombre de hierro? Veremos.
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