Al poco tiempo, semanas quizás, me sorprendí al encontrar el libro seguramente en algún Yenny o alguna cadena por el estilo. Y cuando lo leí quedé fascinada con lo lindo que era, cómo una historia trágica se iba convirtiendo en algo tan bonito. Me gustaba especialmente el modo en que estaba estructurado, con acotaciones "aleatorias" (a simple vista, porque en realidad nada es aleatorio) sobre otros libros mayormente pero también sobre otras cosas, incluso películas, que terminaban de aportarle algo distinto, original al libro.
Cuando un tiempo después, no tengo mucha noción del paso del tiempo así que no tengo idea de cuánto puede haber pasado, probablemente un año, encontré otro libro del mismo escritor, apenas leí de qué se trataba y me lo llevé sin dudar. Me lo devoré. Se trataba del que hoy es uno de mis libros de cabecera, "Estoy mucho mejor", del que ya he escrito por estos pagos. Probablemente el libro que más he subrayado en la vida.
Como allí mismo escribía, "Lennon" me supo mirar desde alguna vidriera y tampoco pude resistirme. Lo cierto es que, para variar, también me gustó mucho. No sólo me permitió conocer a una figura mítica de la historia de la música, sino que también sabía estar narrado de manera original (esta vez en primera persona a través de unas pocas sesiones de terapia a las que asiste el protagonista) sino que seguía siendo una lectura amena y optimista.
Y este mes aparece en las novedades de mi página de inicio un post de Alfaguara (la editorial que los publica acá) con los lanzamientos de septiembre y vuelvo a encontrarme con su nombre. No sabía de qué iba su libro, titulado simplemente "Charlotte". Leo la sinopsis. Sé entonces que me voy a encontrar con una historia triste. Al fin y al cabo ya sé cómo va a terminar. Lo empiezo. Me sorprendo nuevamente por el modo en que está escrito, otra vez distinto, con frases cortas de no más de una línea, puntos apartes, casi como si fuera poesía pero no lo es, es una narración en prosa pero con más pausas de las que uno acostumbra. Esas pausas las explica el propio escritor que no teme introducirse en su propia novela, son como respiros. Porque esta vez el Foenkinos no es aquel escritor de historias alegres, y termino la primera parte del libro con lágrimas en los ojos.
Hace una semana, o quizás dos, o quizás entre una semana y dos, que me enteré de casualidad (creo que por el twitter de Les Inrockuptibles) que David Foenkinos venía a la Argentina. Ni siquiera conocía FILBA. Pero averigüé dónde iba a estar y allí fui. Anoche, a la proyección de "La delicadeza" en la Alianza Francesa. Y hoy, a La Abadía, donde estuvo dando una charla junto a otra escritora, de Nueva Zelanda. Así que cambié de cartera, agarré una más grande y metí mis cuatro ejemplares de los libros escritos por él con la esperanza de que me los firmara. Y así fue. Y sus dedicatorias son casi tan tiernas como sus libros.
Me di el gusto. Además es muy simpático y agradable, tanto como sus libros podrían hacerlo suponer. Me quedarán por leer el resto de sus libros, no editados acá. Y algunos en inglés, ya que de francés no sé nada. Por suerte, Book Depository puede ayudarme con algunos al menos.
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