"Honeymoon" es la palabra más romántica en la que pudo pensar Lana del Rey, según sus propias palabras. "Honeymoon" es su último álbum, un conjunto de bellas y melodiosas canciones. Canciones que me obsesionaron y me obsesionan aún más con el paso de los días. Porque lo dije una vez, después del amor llega la obsesión. Y mis obsesiones crecen potencialmente.
Desde que salió el álbum no paso un día sin escucharlo. Lo escucho varias veces al día e incluso en algunas canciones hago repeat una, dos, puede que varias veces más.
Y la canción que más suena en repeat es "The blackest day", canción con la que me encantaría deprimirme, tan hermosa y triste.
(The tiny book of tiny stories de Hitrecord -Joseph Gordon Levitt-, no me acuerdo cuál de los tres)
Because I'm going deeper and deeper
Harder and harder
Getting darker and darker
Looking for love
In all the wrong places
Oh my God
Oh my God
La bizarra pero hipnótica "Salvatore", la extraña y romántica "Freak" (We could slow dance to rock music, kiss while we do it, talk till we both turn blue), la pegadiza "Music to watch boys to" (I live to love you and I love to loe you), "Terrence loves you" (I lost myself when I lost you), "Art Deco" (A little party never hurt no one), y un cover de Nina Simone, "Don't let me be misunderstood", entre otras hacen de este álbum una parte esencial de mi vida de acá en adelante. ¿Exagerada yo? Quizás, pero Lana es todo, imposible despegarse de ella. Al menos para mí. Supongo que su música es para amar u odiar. A algunos le aburre, y a otros le fascina. No hay término medio. Es blanco o el día más negro.
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