Si tenes un sueño perseguilo hasta el final… (Sólo los tontos no lo hacen)
¿Alguna vez quisiste ser alguien más? Algo así rezaba el tagline de la película de apertura del BAFICI (que no vi ahí sino durante su estreno ya oficial). Y algo así le sucede al protagonista de esta película. Pero ese querer ser alguien más se traslada hasta el (además) sentirse alguien más. Y ese alguien más es ni más ni menos que Elvis Presley.
Quien se pone en la piel de este Elvis wannabe es un desconocido John McInerny, un imitador del cantante en la vida real. Y lo hace de un modo brillante, porque logra todo el tiempo transmitir sensaciones, ya sea a través de su muy privilegiada voz, como a través de sus gestos, su mirada soñadora y sus movimientos sobre un escenario pequeño frente a un público que apenas le presta atención.
Sumergido en su fantasía, el padre que no sabe ser padre pero es forzado a serlo, el trabajador que renuncia para seguir su sueño, Elvis, como se hace llamar, por supuesto, hace su viaje (más interno que otra cosa) hacia su gloria.
A veces digo que vivo más en mi mundo de fantasía que sobre la Tierra. Por eso no es difícil sentir empatía ante quien sus anhelos de ser su ídolo son tan grandes.
El final es devastador y hermoso. Como las mejores cosas.
Un film delicioso y conmovedor. Con el espíritu de Elvis Presley presente en cada rincón, en cada detalle, y sobretodo en su música. Muy recomendable.
Pd. Participo en Maratón Cine Bloggers.
08 mayo 2012
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