También quiero destacar que últimamente ando escribiendo poco acá. No paso mucho tiempo en casa y me encuentro todo el tiempo recordando que quiero escribir sobre tal película o sobre tal otra, pero sin la posibilidad de poder sentarme frente a mi laptop, tranquila, con un café (o un jugo, un licuado o una Coca, si hace mucho calor) e inspirada.
El 2012 fue un año raro para mí. No se terminó el mundo, no conseguí novio (¿les conté lo mal que me va en tema relaciones?), no cambié de laburo, no me escapé a ningún lado y no me pasó nada terrible. Sí puedo decir que se me pasó volando.
En fin... ¿por qué sigo hablando de mí? Porque si hay algo que me sale bien, es divagar.
Volvamos al cine, a ese mundo que tanto me gusta, a mi modo de escape de una realidad tediosa...
El 2012 para mí estuvo marcado por el regreso de dos de mis cineastas preferidos. El primero ni es necesario que lo mencione después de la incontable cantidad de posts que le he dedicado, pero lo voy a nombrar de todos modos: él, Wes Anderson, y su Moonrise Kingdom. El hombre que me volvió a enamorar con una historia de puro amor, entre dos niños que se portan como adultos en un mundo en que los adultos se portan como niños. Ésa es MI película del año. Porque me hizo sonreír, me emocionó, me hizo enamorarme y suspirar.
El otro gran regreso para mí fue el de Tim Burton. Si bien su regreso fue doble, me olvido de su primer estreno del año y paso directamente a su última obra maestra, Frankenweenie. Porque cuando pensamos que Burton estaba cada vez menos inspirado, volvió al stop motion para regalarnos una película en la cual refleja su amor por el cine, por las mascotas y por los personajes raros y tan aterradores como queribles.
Otra de las películas que más me llegó este año, fue The perks of being a wallflower, porque si bien no logra transmitir todo lo que el libro, supo conmoverme hasta las lágrimas, hacerme sonreír y ponerme la piel de gallina.
Ruby Sparks fue la película que nos trajeron los productores de Little Miss Sunshine junto a la parejita conformada por Paul Dano y Zoe Kasan, quien además escribe. El amor ideal que no existe. Pero mágico al fin.
Como les conté varias veces, me encanta el género de terror pero no siempre veo películas que me gusten lo suficiente como para incluirlas en un "lo mejor del año", pero creo que este año puedo poner a Sinister en esta categoría, porque logra crear climas de suspenso y terror, con un Ethan Hawke al que no estamos acostumbrados y un final muy atractivo.
En Shame me enamoré de Fassbender. Pero no sólo eso. Sufrí y me ahogué con su protagonista y lloré con la versión de New York, New York que interpreta Carey Mulligan.
Seven Psychopaths fue el regreso de Martin McDonagh, quien me compró totalmente con su In Brudges. Aquí, el humor negro se multiplica y un Sam Rockwell increíble se come la película.
Tinker Tailor Soldier Spy nos trajo a un fascinante Gary Oldman y un final rarísimo pero bellísimo.
Dentro del cine argentino, si hay una película que este año logró fascinarme, fue El último Elvis. Una película de la cual o no esperaba mucho o bien no sabía que esperar, pero que me conmovió muchísimo.
Otra película nacional que me gustó y mucho es La Araña Vampiro, que después de su paso por el Bafici tuvo su estreno comercial (por lo que aproveché y la volví a ver en pantalla grande). Un film que no entra dentro de ningún género, pues abarca un poco de cada uno.
De los festivales de cine, me quedo con la historia de amor juvenil de Un Amour De Jeunesse; Electric Children, sobre una niña que cree embarazarse de una canción de rock; y Masks, un gran homenaje alemán a la película cumbre del director Dario Argento, Suspiria.
Pero no todo lo que brilla es oro (ni toda la gente errante anda perdida), y entre lo peor del año encuentro películas como The Raven (horrible lo que hacen con mi querido Edgar Allan Poe), las secuelas Taken 2 (ridícula) y The Bourne Legacy (ridícula 2, no importa cuánto banque a Jeremy Renner), Cosmopolis (aunque Cronenberg esté entre mis directores preferidos, logró aburrirme y mucho acá), Rock of Ages (un musical con más Glee que rock), Snow White and the Huntsman (¿una secuela? ¿en serio? ¿es necesario? ¿otra vez Kristen Stewart?) y The Hobbit (perdonen a quienes les haya gustado, pero me aburrí y no me provocó nada más que sueño).
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